Esta época de fiestas suele ser movilizadora para la mayoría de las personas; el deseo o no de reunirse con la familia y amigos, la sensación de sentirse solo o sola, los planes para el próximo año, que son una forma de hacer una revisión de nuestra vida, la añoranza de la infancia o tiempos pasados.
Alrededor de estas fiestas hay un sentido religioso y/o espiritual y también uno comercial y aunque cada persona lo vive de forma diferente, como sociedad se nos invita, induce a consumir.
Suelen ser fechas de no parar, entre cenas, compras, viajes, fiestas y en este no parar, solemos alejarnos de nosotr@s mism@s, dejamos de escucharnos.
La reflexión que me surge y comparto es la siguiente: podríamos darnos la posibilidad de detenernos a reflexionar: cómo quiero yo pasar estas fiestas, no los medios de comunicación, ni la inercia de la sociedad. ¿Qué quiero para mí y con las otras personas, ¿qué sentido tienen para mí estás fiestas?.
Volver a un@ mism@ para reencontranos con el sentido que tiene para nosotr@s estas épocas de fiestas, es un camino que vale la pena transitar en tiempos en que la inercia del afuera es fuerte.
Por: Isolda Cárdenas Eguiluz.