En cuanto a la relación entre la cabeza y el cuerpo, se da con frecuencia una ruptura total:
Sentimos la rigidez del cuerpo, las restricciones que nos impone, hasta el malestar e incluso el sufrimiento. Sin embargo, nos resulta prácticamente imposible analizarnos y conocer las causas reales de ese malestar.
Negarse a tomar conciencia del propio cuerpo ¿no significa negarse a aceptar una responsabilidad mucho mayor de la que tenemos con nosotr@s mism@s?
La toma de conciencia del cuerpo constituye un trabajo preliminar para tomar conciencia de nosotr@s mism@s, de nuestras necesidades, sentimientos, deseos.
La inmovilidad constituye un gran obstáculo a la percepción del cuerpo y existen partes de nuestro cuerpo que no se han movido desde hace años. Cuanto mayor es el número de nuestras zonas inmóviles, menos vivos nos sentimos.
Las percepciones corporales sólo pueden desarrollarse mediante la actividad, pero no una actividad cualquiera. No la actividad mecánica, la repetición de un movimiento decenas de veces. El movimiento sólo nos revela si tomamos conciencia de la forma que se hace (o no se hace).
Una vez despierto, el cuerpo toma iniciativas, ya no se contenta con recibir, con padecer, con encajar. Al tomar conciencia de nuestro cuerpo, le concedemos una influencia sobre la vida, sobre nuestra vida.
(Texto adaptado de El cuerpo tiene sus razones de Thérese Bertherat)
Una abraçada.
Sentimos la rigidez del cuerpo, las restricciones que nos impone, hasta el malestar e incluso el sufrimiento. Sin embargo, nos resulta prácticamente imposible analizarnos y conocer las causas reales de ese malestar.
Negarse a tomar conciencia del propio cuerpo ¿no significa negarse a aceptar una responsabilidad mucho mayor de la que tenemos con nosotr@s mism@s?
La toma de conciencia del cuerpo constituye un trabajo preliminar para tomar conciencia de nosotr@s mism@s, de nuestras necesidades, sentimientos, deseos.
La inmovilidad constituye un gran obstáculo a la percepción del cuerpo y existen partes de nuestro cuerpo que no se han movido desde hace años. Cuanto mayor es el número de nuestras zonas inmóviles, menos vivos nos sentimos.
Las percepciones corporales sólo pueden desarrollarse mediante la actividad, pero no una actividad cualquiera. No la actividad mecánica, la repetición de un movimiento decenas de veces. El movimiento sólo nos revela si tomamos conciencia de la forma que se hace (o no se hace).
Una vez despierto, el cuerpo toma iniciativas, ya no se contenta con recibir, con padecer, con encajar. Al tomar conciencia de nuestro cuerpo, le concedemos una influencia sobre la vida, sobre nuestra vida.
(Texto adaptado de El cuerpo tiene sus razones de Thérese Bertherat)
Una abraçada.
Felicitats pel bloq! Endavant amb la feina i amb aquest enfoc integrador!
ResponderEliminarCom a client he de dir que es nota al vostre treball aquesta actitud integradora que no he sentit sota altres mans i que senta tan be al meu cos.
David Matamoros